domingo, 8 de junio de 2008

TRATAMIENTO PARA EL CANCER DE PRÓSTATA-ALOPECIA Y CAIDA DEL CABELLO

ALOPECIA Y CAIDA DEL CABELLO

TRATAMIENTO PARA EL CANCER DE PRÓSTATA


El tratamiento presenta menos ventajas a los hombres mayores de 70 años que a otros más jóvenes. Esto es debido a que los más mayores tienen más posibilidades de morir por otra causa que no sea el cáncer. Además estos tratamientos pueden producir impotencia e incontinencia con lo que la forma de vida de estos pacientes puede deteriorarse gravemente.


Algunos enfermos con cáncer de próstata deciden esperar y vigilar el curso de la enfermedad antes de someterse a algún tratamiento.

Los tratamientos que se suelen emplear son los siguientes:

Prostatectomía radical:
con esta operación se extirpa toda la glándula prostática y se utiliza cuando el cáncer no se ha propagado más allá de la próstata.

Se puede realizar con anestesia general o anestesia epidural.

Existen dos formas de realizar esta intervención, una la prostatectomía retropúbica radical y otra la prostatectomía perineal radical. En la primera la incisión quirúrgica se realiza por el abdomen inferior. En la segunda, la incisión se realiza entre el escroto y el ano. Con esta última, no se pueden extirpar los ganglios linfáticos.

La glándula prostática está rodeada de nervios que hay que revisar durante la intervención para comprobar que no estén afectados. Si lo están, habrá que extirparlos, si no, se conservarán aumentando con ello las probabilidades de no sufrir impotencia tras la operación.

El tiempo de la intervención es de una a cuatro horas. El paciente estará hospitalizado durante cuatro o cinco días y tendrá que estar de tres a cinco semanas sin trabajar.

Por lo general, se llevará una sonda urinaria durante 10 o 12 días después de la intervención, tras este período se retirará la sonda.
Resección transuretral de la próstata: consiste en una extirpación parcial de la próstata, la parte que se encuentra rodeando la uretra.

Este tipo de intervención se realiza en hiperplasias benignas de próstata y también en aquellos pacientes con cáncer prostático que no pueden ser sometidos a resección total. Se utiliza para aliviar los síntomas que presentan estos pacientes pero no para curarlos.

La intervención se realiza mediante un instrumento que se introduce por uretra. Éste lleva insertado un pequeño metal que al calentarse corta la parte de tejido maligno. Se emplea anestesia general o epidural. La operación dura aproximadamente una hora.

Tras la intervención, la orina es conducida, a través de un catéter, desde la vejiga al exterior. Se mantendrá la sonda durante dos o tres días y luego se retirará.

El paciente podrá incorporarse a su hábitos normales de vida tras una o dos semanas.

Criocirugía: consiste en congelar las células cancerosas para mantener localizado el cáncer. Se realiza colocando una sonda, a través de una incisión en la piel, entre el ano y el escroto.

Para localizar el lugar donde tiene que insertarse, se utiliza una ecografía transrectal.

Al mismo tiempo se introduce otra sonda por uretra, por la que se pasa suero salino tibio para que la uretra no se congele.

Esta técnica tiene que realizarse con anestesia epidural.

En la intervención se colocará un catéter en vejiga, a través de una incisión en la piel para que la orina salga sin problemas pues, tras la intervención, la próstata se inflama. Esta sonda se mantendrá durante una o dos semanas, tras las cuales se retirará y el hombre podrá orinar normalmente.

Esta técnica se suele emplear en aquellos pacientes que, por sus condiciones físicas, no pueden soportar una cirugía o un tratamiento con radioterapia.

Radioterapia: La radioterapia consiste en el empleo de rayos de alta energía, como rayos X, para destruir o disminuir el número de células cancerosas. Es un tratamiento local.

Se desarrolla a lo largo de unos días (los que el oncólogo y el radiólogo hayan creído convenientes), y el paciente va de forma ambulatoria a la clínica o sala donde se realice la radioterapia; no tiene que estar ingresado para ello.

En sí, el tratamiento dura unos minutos. No es doloroso sino que es algo parecido a una radiografía sólo que la radiación es mayor y está concentrada en la zona afectada.

Los efectos secundarios de este tratamiento son inflamación, enrojecimiento y sequedad como después de una quemadura solar, que suelen desaparecer tras seis o 12 meses.

Braquiterapia: consiste en un tipo de radioterapia interna. Se utilizan unas pequeñas partículas, del tamaño de un grano de arroz, que son insertadas en la próstata. Estas partículas son radiactivas y emiten radiación durante semanas o meses. No producen dolor, su tamaño es muy pequeño, su presencia ocasiona poca incomodidad. Puede que durante una semana después de su colocación, la persona presente dolor en el área perineal y un color de orina rojo-pardo.

Tratamiento hormonal: consiste en disminuir los niveles de andrógenos, hormonas masculinas porque éstas provocan un crecimiento de las células cancerosas. Al disminuir los niveles de estas hormonas, se pueden reducir o hacer que crezca más lentamente el cáncer pero no se cura.

Este tratamiento se utiliza con aquellos pacientes que tienen un cáncer de próstata extendido a otras partes del cuerpo.

La reducción hormonal se puede hacer mediante la extirpación de los testículos o mediante la administración de medicamentos. La primera técnica es muy agresiva y generalmente se suele preferir la segunda.

Los análogos de la hormona liberadora de hormona luteinizante (LHRH) son medicamentos que disminuyen la cantidad de testosterona producida en los testículos. Se inyectan mensualmente o cada tres meses en la consulta de un médico o en un centro de oncología. Los medicamentos que se emplean son el leuprolide y el zoladex.

Después de estos dos tratamientos, se pueden utilizar los bloqueadores de los andrógenos. También se emplean como un tratamiento combinado con los anteriores, siendo más eficaz que cada uno por separado.

Los antiandrógenos se administran en forma de píldoras, una o tres veces al día.

Quimioterapia: se utiliza cuando el cáncer de próstata se ha extendido fuera de la glándula prostática y cuando la terapia hormonal ha fallado. Con ella no se persigue destruir todas las células cancerosas pero sí reducir los síntomas y retrasar la evolución del cáncer. No se recomienda su uso para las primeras etapas del cáncer de próstata.

Consiste en la administración de medicamentos que destruyen las células cancerosas.

Existen varias vías de administración, pero las más frecuentes son la vía oral y la vía intravenosa.

No es necesaria la hospitalización para recibir este tratamiento, se puede hacer de forma ambulatoria. Esto dependerá del estado de la paciente y del tiempo de duración del tratamiento.

Habitualmente se administran dos o más medicamentos conjuntamente para evitar que las células cancerosas se hagan resistentes a la quimioterapia.

Efectos secundarios de estos tratamientos

Los efectos secundarios más importantes son la incontinencia o incapacidad para controlar la emisión de orina. Los tratamientos para el cáncer de próstata pueden dañar los músculos y los nervios de la vejiga y de la uretra. Esto puede provocar que se escape la orina al toser, reír, o al realizar ejercicios.

Otro tipo de incontinencia que se puede presentar es al acumularse mucha cantidad de orina en la vejiga. Esto ocurre porque la próstata aumentada de tamaño presiona sobre el conducto uretral impidiendo la salida de orina. También puede ocurrir como consecuencia de la formación de tejido en la cicatriz tras la operación; este tejido bloquea el flujo de orina.

La impotencia o incapacidad para obtener una erección del pene, puede ser otro efecto secundario. Ésta se produce debido a que los nervios, responsables de las erecciones, hayan sido dañados o extirpados por la prostatectomía radical.

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