jueves, 26 de junio de 2008

La alopecia androgenética en el varón-Alopecia y caida del cabello

Alopecia y caida del cabello

La alopecia androgenética en el varón


Con el término alopecia se define la disminución o ausencia de pelo donde de forma habitual debe haber. Existen diferentes causas que pueden dar alopecia. Algunas son congénitas y son debidas a un defecto en la formación del pelo de origen genético. Otras formas son adquiridas y pueden tener un origen muy variado. Se conocen formas autoinmunes en las que el propio mecanismo de defensa del cuerpo reconoce al pelo como elemento extraño y lo destruye.

Hay formas medicamentosas, de entre los fármacos que más producen alopecia se encuentran algunos, no todos, quimioterápicos que se utilizan en oncología para el tratamiento del cáncer. De entre todas las formas, una de las más frecuentes es la alopecia androgenética y es por ello por lo que merece la pena recordar algunos aspectos relacionados con ella.

El hecho de que se incluya como una patología es una mera consecuencia de nuestra cultura y del culto a un determinado canon de belleza; es decir, que de alguna manera se trata de una variación de lo normal.

Lo mismo que no es patológico ser rubio en nuestro medio pese a ser menos frecuente, tampoco es estrictamente patológico tener alopecia androgenética. Se trata en realidad de una característica que se hereda y que puede afectar tanto a hombres como a mujeres.

Esta característica es una mayor sensibilidad que tienen los folículos pilosos de determinadas áreas (fundamentalmente la zona central del cuero cabelludo) al efecto de las hormonas masculinas que hace que el pelo se haga cada vez más pequeño hasta desaparecer por completo.

En la mayoría de las mujeres que tienen la alteración, esta no se les va a poner de manifiesto hasta pasada la menopausia, cuando pierdan una parte de la protección natural que tienen hasta entonces por las hormonas femeninas. No quiere decir que no tenga tratamiento, ni mucho menos; de hecho sí lo tiene, aunque con constancia y tiempo.

Es importante comentar previamente que hay numerosos productos que no sirven qué no tiene ningún efecto. o al menos no hay ningún estudio serio que así lo demuestre. Por ejemplo, no existe ningún tipo de champú que cure o mejore este tipo de alopecia, ni de vitaminas, ni ningún tipo de láser que sea útil.

Desgraciadamente, dada la creciente importancia que le dan los varones a este problema, se ofrecen gran cantidad de modalidades de tratamiento que recuerdan a los crecepelos de los charlatanes de las películas del oeste y que tienen, precisamente, su misma nula eficacia.

Sólo 2 productos eficaces:

En la actualidad, sólo son eficaces dos productos en este tipo de alopecia para el varón, además de diferentes técnicas quirúrgicas; ambos productos tienen dos cosas en común: una, que necesitan de al menos unos 6 meses para producir su efecto, y dos, que son tratamientos de por vida, al menos según los conocimientos actuales.

Por otra parte, si se suspenden, al cabo de unos meses, todo el pelo que se ha conseguido retener o recuperar se pierde de forma alarmante.

El primer producto es el minoxidil, que se aplica en solución hidroalcohólica sobre el propio cuero cabelludo. Se ha utilizado a diferentes concentraciones, pero parece ser más eficaz al 5%. Lo ideal es aplicarlo dos veces al día, 1 cc en cada aplicación. Con el minoxidil se consigue frenar la caída e incluso recuperar algo lo perdido, sobre todo en el área de la coronilla. El efecto secundario que con mayor frecuencia se puede observar es una hipertricosis (presencia de pelo grueso donde normalmente hay vello) que es reversible si se suspende el tratamiento.

El segundo producto es el finasteride vía oral. Este producto es muy conocido por su uso en la patología prostática, aunque para la alopecia androgenética se usa a una dosis 5 veces menor. Con este producto se consigue una mejoría mucho más importante que con el anterior.

En la ficha técnica del producto existe una gran cantidad de efectos secundarios descritos, pero los que suscitan más preocupación son los problemas con la líbido y la función sexual, y el desarrollo de ginecomastia (aumento del tamaño de los pechos en el varón), no son muy frecuentes.

En cualquier caso son reversibles si se suspende el tratamiento y, lo que es más importante, parece que su frecuencia no es mucho mayor a la que aparece cuando se administra un placebo (una pastilla idéntica pero sin medicamento). Esto indica que existe un problema de sugestión importante para su aparición. La combinación de ambos fármacos parece dar mejores resultados que cada uno de ellos por separado.

Están muy de moda diferentes modalidades quirúrgicas con resultados más o menos interesantes cuya descripción excede totalmente el objetivo de este artículo. Si que creo que merece la pena recomendar un asesoramiento previo por un especialista en dermatología, pues permite primero realizar un diagnóstico adecuado y ofrecer las alternativas más adecuadas a cada caso.

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