martes, 10 de junio de 2008

DIAGNÓSTICO CANCER DE BOCA Y ESÓFAGO-ALOPECIA Y CAIDA DEL CABELLO

ALOPECIA Y CAIDA DEL CABELLO

DIAGNÓSTICO CANCER DE BOCA Y ESÓFAGO


Para descubrir el origen de los síntomas, el médico evaluará el historial del paciente y llevará a cabo además un examen físico para palpar los nódulos del cuello y tratar de descubrir hinchazón o cualquier otro tipo de anomalía. Generalmente ordenará una radiografía de tórax y otras pruebas, entre ellas la biopsia de la zona sospechosa. Uno de los 'puntos fuertes' del proceso de diagnóstico es la clasificación en estadios, es decir, la determinación de si el cáncer se ha diseminado ya a otras áreas del cuerpo. Esta información permite determinar la fase de la enfermedad y esulta fundamental a la hora de planear el tratamiento. Para ese estadiaje, pueden utilizarse numerosas pruebas y procedimientos.



En los tumores de la boca, la biopsia es la única forma de saber si la lesión es o no cancerosa. Un cirujano será el encargado de extraer una pequeña muestra del bulto o de la zona afectada (generalmente se trata de una biopsia de lengua y otra de la encia) que será examinada al microscopio por un patólogo para comprobar la existencia de células cancerosas. Si esta prueba resulta positiva se llevan a cabo nuevos exámenes para concretar su naturaleza y descubrir si las células cancerosas se han extendido por el organismo o todavía no (estadiaje).

Entre estos, es común la inclusión de una radiografía de los dientes, así como de la cabeza y el tórax. Además, los oncólogos suelen incluir una tomografía computerizada, más conocida como TAC, una serie de varias 'fotografías' seriadas de la zona elegida (cerebro,cuello...) que ofrecen imágenes como los cortes de una pieza de embutido.

Otro de los test que suele encargarse es una ultrasonografía o ecografía, mediante ondas sonoras de alta frecuencia, inaudibles para el ser humano, que 'producen' una imagen de los órganos y tejidos de la zona. Para ello se emplea un gel soluble en agua, como el utilizado durante las ecografías, que sirve para que el médico pueda pasar el transductor, la parte del equipo que lanza las ondas y recoge las imágenes. Se trata de un procedimiento que no causa ningún tipo de molestia.

Si el tumor está localizado en la laringe, se realiza un examen por medio de una sonda (laringoscopio) con una pequeña cámara que permite al médico observar el tumor en la boca y la garganta.

En el caso de los tumores esofágicos es necesario llevar a cabo una observación del interior del conducto mediante una sonda delgada, iluminada. Esta prueba, denominada esofagoscopia, consiste en pasar el esofagoscopio a través de la boca, por la garganta hasta el esófago. Antes de ello se suele aplicar un anestésico local para evitar que el paciente sienta dolor. Además, aunque menos frecuente, se emplea el llamado 'tránsito de Bario' o esofagograma, que permite obtener varias radiografías del esófago después de que el paciente haya tomado una solución que contiene bario, una sustancia que recubre este tubo y permite visualizar cualquier posible cambio en su contorno en la radiografía.


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